Consejos para el hombre de hoy
Nos encontramos, frente a un gran reto: la sociedad esta cambiando, dando una paridad real al binomio hombre/mujer. El hombre ha perdido su lugar y no sabe ubicarse, no es tan difícil, no hay que reinventar nada, hay que coger lo bueno que nuestra biología y nuestra cultura de bondad y creación nos regaló en valores. Y como siempre desechar lo malo.
En la introducción de este libro Ignacio Peyró junto a Brett y Kate McKay ponen de ejemplo como en frases clásicas de autores como Cervantes en el Quijote nombra: "Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro, sino hace más que otro".
El uso de la palabra masculinidad y hombría, siguen exponiendo los autores, son palabras empleadas para expresar una alabanza y hoy en día no se usan. En tiempos pasados, la hombría, la masculinidad. la caballerosidad, eran atributos eminentemente valiosos; cualidades positivas que, al igual que la inteligencia, valentía o el humor, servían para distinguir de modo positivo a un hombre. La hombría, la masculinidad, la caballerosidad eran virtudes que los hombres querían alcanzar y que los mayores querían ver asociadas a su nombre.
El hombre que había alcanzado plena destreza en el arte de la masculinidad reflejaba en su conducta mucho de estos rasgos, si no todos a la vez:
1. Se preocupaba por su familia y sus amigos, y les era leal.
2. Hacía lo que era justo, también cuando no le resultaba conveniente.
3. Trataba a las mujeres con respeto y honra debidas.
4. Se esforzaba en devolver a la sociedad lo que la sociedad le había dado.
5. Sabía sacrificarse por el bienestar de los demás.
6. Trabajaba duro y sin proferir quejas.
7. Era capaz tanto de gran valor como de compasión sincera.
8. Tenía confianza en sí mismo, sin ser nunca pomposo.
9. Tenía ingenio sin incurrir en el sarcasmo.
10. Abrazaba y no rehusaba las responsabilidades.
11. Se manejaba con soltura en todos aquellos gestos que se esperan de un hombre.
Y siguen explicando los autores:
"Con toda seguridad, el actor recordará haber tenido familiares que resultaban ejemplares en el ejercicio de esta honorable caballerosidad (un abuelo, un tío, quizá nuestro propio padre). Pero algo ha ocurrido en los últimos cincuenta años para que estas virtudes y habilidades masculinas hayan desaparecido de las siguientes generaciones de hombres. Los padres de hoy ya no trasmiten este elenco de sabiduría a sus hijos, y nuestra cultura, temerosa de asignar virtudes en función de sexo, ha arrebatado en la práctica toda resonancia positiva a lo que consideramos propiamente masculino. Sin estímulo o aliento para celebrar los aspectos positivos de la masculinidad, la sociedad de hoy atiende fundamentalmente a los rasgos mas negativos y estereotipados de la misma. Por triste que resulte, la masculinidad ha pasado a ser asociada a padres inseguros de las series y anuncios de televisión, con los vacuos personajes de las películas de acción que parecen vivir para volarlo todo por los aires, y con la estolidez de esos modelos de portada de las revistas que sólo dan valor en este mundo a sus bien entrenados abdominales."
Se ha desenterrado la "guerra de sexos" de los años sesenta, ya superada por una sociedad cada vez más igualitaria, pero que no debe evitar los valores femeninos y masculinos. La manipulación de la ideología única habla de un feminismo bueno y al etiquetar al varón lo rebaja a su condición animal y habla de "machismo". El término macho y hembra se usa en animales. En el ser humano hablamos de varón y mujer, luego hay que referirse a los valores masculinos como masculinidad, varonil o caballerosidad. En la mujer feminidad.
Flaco favor se hace a la mujer si se destruye y demoniza el 50 % de la civilización.
Por supuesto que hay que mejorar los errores del pasado, igual que los totalitarismo han generado en el siglo XX, millones de muertes, el futuro nos juzgará por nuestros errores - que ahora pensamos que son aciertos.
Lo que el desarrollo de la naturaleza ha hecho en miles de años: crear un hombre y una mujer, no vamos a mejorarlo en unos pocos años, debemos reencontrar la belleza de las dos formas de ser humanos.